Todos somos parte de la Naturaleza. Cuando el mundo sufre, nosotros sufrimos. Podemos medicarnos con drogas, posesiones materiales y todas las maravillosas distracciones de la cultura. Aun así, cada día hay pruebas de que la civilización industrial está quemando el mundo, envenenándolo y convirtiéndolo en un desierto. ¡No es de extrañar que tanta gente esté deprimida y ansiosa! “En el proceso de ayudar a la Tierra a sanar, nos ayudamos a nosotros mismos. Si vemos la Tierra sangrando por la pérdida de la capa superior del suelo, la biodiversidad o la sequía y la desertificación, y si ayudamos a recuperar o salvar lo perdido, mediante la regeneración de los bosques degradados, el planeta nos ayudará en nuestra autocuración y, de hecho, en nuestra supervivencia”. No hay otra manera. No podemos sanarnos a nosotros mismos sin sanar nuestra Tierra herida y nuestra relación con ella. t